Libro de chistes cortos buenos

Una tía maciza en un autobús más completo se queja de un joven que viene molestando todo el tiempo. -¡Oiga! ¿Es necesario que usted se ponga pegado a mí? ¡Degenerado! -Perdone, señorita... ¡Le aseguro que no es culpa mía! Acabo de cobrar el sueldo de la semana, y me lo han dado todo en monedas... -No sea impertinente... ¿O me quiere decir que entre Cibeles y la Plaza de España le han aumentado el sueldo?