Pepito y su abuelo, que es un poco sordo, caminan por el zoológico. Se detienen delante de la jaula de la hiena. El vigilante está explicando a los visitantes que la hiena come cincuenta kilos de carne por semana. El abuelo se agacha hacia Pepito, para que éste le repita lo que ha dicho el vigilante. -La hiena ridens -sigue el vigilante-, tiene una característica particular: después de comer todo ese alimento, sólo evacúa una vez al mes. Nuevamente el abuelo quiere saber lo que está diciendo el vigilante, y Papito se lo explica. Entonces, el abuelo se queda un poco perplejo y, luego, salta: -Si esa maldita bestia come cincuenta kilos de carne a la semana y caga una sola vez, ¿me quiere explicar ese maldito vigilante qué hace a la hiena reir tanto?