Antonio tenía un sueño muy profundo y en el viaje de tren a Andújar tenía miedo quedarse dormido y saltarse la parada. La solución fue hablar con el de al lado y pedirle que lo despertara. Le dio una propina y las gracias por adelantado. No conforme con esto hizo lo mismo con varios pasajeros mas que gustosos la aceptaron. El tren llegó a Sevilla, destino final del trayecto y el hombre estaba todo cabreado. Despertó y solo quedaban allí unas monjas. -Hijos de p... todos, no me han avisado. Una monja: -Que mal hablado por dios. Otra monja: -Para mal hablado el tipo aquel que tiraron antes del tren en la estación de Andújar.