Libro de chistes cortos buenos

Era un ciego que estaba tomando el sol y pidiendo limosna. De repente viene un perro y le mea encima a la gorra con las monedas y al ciego mismo. El ciego sin embargo lo trata bien y lo acaricia. Un tipo que lo ve todo le pregunta: -¿Por qué lo acaricia, no ve lo que ha hecho? -Es que para darle una patada primero le tengo que encontrar la cola.