Libro de chistes cortos buenos

Un chico que acaba de licenciarse en Veterinaria empieza a trabajar como ayudante del veterinario jefe en una clínica para animales. El primer día todo va de perlas. El segundo día, también. El tercer día, el veterinario le dice: -Ábrale la boca al león y manténgasela bien abierta. El asistente le pregunta inquieto: -Y ¿cómo lo hago? -¡Con mucho, mucho, muuuucho cuidado!