Libro de chistes cortos buenos

Ayer, en el avión, me tocó sentarme junto a un señora y su bebé. La azafata le dijo a la madre: -Señora, su bebé está mojado, ¿quiere que lo cambie? Cuando volvió con el bebé, no quiso decir nada, ¡pero enseguida me di cuenta de que era el mismo bebé!