Libro de chistes cortos buenos

Un gallego baja del tren con el rostro verde. Un amigo le pregunta qué le ha pasado. -Me he mareado -responde el viajero-. Me pongo malísimo cuando viajo de espaldas a la locomotora. -Pero ¿Por qué no le has pedido al viajero sentado en frente que te cambiase de sitio? La gente siempre se muestra muy amable con estos casos. -Ya lo he pensado -reconoce el viajero-; pero es que no había nadie sentado delante.